7 - 05 - 2024

2015eko Poloniarako bidaiaren kronika

    Suelo convencerme de que no hay peor recuerdo que el olvido; desde luego, la experiencia de vida compartida con nuestros socios polacos siempre quedará grabada en la memoria de nuestros años, por lo gratificante que ha sido abrir los muros de nuestro centro y los confines de nuestro patio a la universalidad del carisma salesiano, cuya brisa fresca nos ha llegado en este caso desde las castigadas tierras centroeuropeas de Polonia. Un pueblo que ha sufrido y se ha levantado. Un pueblo, hoy más que nunca, hermano.

    La semana lectiva posnavideña tuvo un ritmo especial para quienes integraron la segunda expedición de alumnos y profesores barakaldeses. Doce personas dispuestas a empaparse, como decía al comienzo de esta crónica, de una experiencia de vida, al calor del encuentro y la comunión educativa, de la convivencia, de la misma fe expresada bajo los mismos signos carismáticos. De nuevo, como viene siendo desde el pasado curso académico, los colegios salesianos de Barakaldo y Ostrów Wielkopolski acompasados en la misma intención educativa; en esta ocasión, la expresión artística fue el eje vertebrador de todas las tareas programadas para este ¿último? tiempo de intercambio escolar. La música, la danza, la palabra… canales de comunicación de ideas, sentimientos, de vida. La composición musical de nuestro himno, letra y melodía, es claro ejemplo y perfecta expresión concreta de lo que ha querido ser, y ha sido, estos intensos días en suelo polaco.

    Además de las muchas iniciativas desarrolladas, hubo también tiempo para visitar algunos lugares emblemáticos de nuestro país anfitrión. El santuario de Czestochowa, donde celebramos juntos nuestra fe, las impresionantes sorpresas que nos aguardaban en la mina de sal de Wieliczka, a escasos kilómetros de la hermosa Cracovia, donde pudimos pasear por su centro histórico, y, como plato fuerte, la sobrecogedora visita por los campos de concentración de Auschwitz y Birkenau, donde tuvimos la ocasión de vivir un emotivo e intenso gesto de paz y solidaridad con las víctimas que allí perdieron su vida de forma increíblemente inhumana. Sin duda, la llama prendida junto al Crematorio 3 alumbrará siempre nuestro firme deseo de vivir en una Europa unida, solidaria, en paz.

    Siete días, del 8 al 15 de enero de 2015, venciendo al frío invernal con el calor de la amistad humana. Siete días de trabajo en los que pudimos comparar las similitudes y diferencias de nuestros días festivos. Siete días para conocer una cultura y unas costumbres que distan de asemejarse a la que nosotros hemos aprendido socialmente. Siete días donde apreciar lo distinto, lo otro, al otro… Siete días para no olvidar. Siete días…

    Muchas son las anécdotas que esta crónica no recoge. Para eso está el testimonio vivo de quienes disfrutamos de esta experiencia, junto a las no menos fotografías y vídeos que inmortalizan y servirán de memorial audiovisual de lo que sido, para nuestro centro y obra salesiana de Barakaldo, un “pequeño y original párrafo” en el dorado libro de su centenaria historia.

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Texto: Sergio Martín

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Ikusi argazki guztiak Flickr-en.

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