22 - 11 - 2024

Alejandro León, misiolari salestarra Sirian

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«Pasaportea eta hautatzeko aukera ditut; baina ez dut Siria-tik alde egingo, nire familia direlako».

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Así se presentaba Alejandro José León Mendoza, en la mañana del miércoles, día 14, ante una veintena de medios españoles, en la sede de Misiones Salesianas. Alejandro, junto a varios salesianos cooperadores sirios, ha llegado a España dentro de la campaña ‘SOS SIRIA’, puesta en marcha con el fin de recaudar fondos para la adquisición y envío de ayuda humanitaria y material escolar para las familias cristianas y musulmanas que se refugian en las colegios salesianos de Alepo, Kafroun y Damasco.

Alejandro mantiene la esperanza, «con la ayuda de Misiones Salesianas y de la gente que colabora con ellos hemos podido hacer milagros. No sólo aliviar el sufrimiento de la gente, su hambre, también en el trabajo educativo, en la formación integral de esos más de 1.200 jóvenes que hoy (al principio del conflicto eran 180) atendemos. Les estamos muy agradecidos».

«Los números pueden decir y no decir. Hoy hablamos de 250.000 muertos en el conflicto de Siria, nos parecen un horror, una barbaridad. Si habláramos de 25.000 muertos, esa cifra nos escandalizaría igual». Y, para ejemplificar lo que significa cada fallecido en el conflicto y cómo esa muerte física significa otras muchas muertes nos narra la historia de un animador del Oratorio Salesiano de Damasco.

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«Uno de nuestros jóvenes, de 24 años, acababa de terminar los cinco años de la carrera de Derecho y le habían aceptado en la preparación para ser juez, además iba a celebrar su matrimonio en una semana, cuando uno de los cientos de misiles que caen en Damasco cada día lo mató.

Sí, murió él, pero ustedes ¿pueden imaginar lo que significó para sus padres la muerte de su único hijo? ¿Pueden imaginar lo que significó esto para su futura esposa, para sus amigos entre los que me cuento y para los adolescentes que él acompañaba en el centro salesiano?

Yo sí, él era un ejemplo para ellos, él había cumplido su sueño y las puertas de un futuro mejor se le abrían de par en par. Ahora esos adolescentes me preguntan de qué vale estudiar, si ese fue el final de su animador y, sobre todo, si ese será seguramente su final… Si quieren sacar las cifras reales de este conflicto, cojan este caso y multiplíquenlo por 250.000″.

La guerra en Siria dura ya más de 4 años, y es una guerra que se ha vendido de diversas formas. Alejandro nos muestra su decepción al escuchar hablar de guerra civil: «En uno de los bandos luchan personas de más de 80 países distintos, en ningún diccionario eso fue considerado jamás una guerra civil. Siria es un tablero de ajedrez y los sirios los peones que se matan entre ellos. Hoy, cuatro años después, todo sirio tiene un muerto a sus espaldas al que llorar, un muerto a sus espaldas al que vengar. Quizá hoy, sí podamos hablar de un conflicto entre sirios, pero lo han provocado los cuatro años de guerra».

Alejandro nos ayuda a entender la llegada de refugiados a Europa con estas palabras,«los adultos no quieren abandonar el país, si lo hacen es por sus hijos. ¿Acaso creen que alguien con una carrera universitaria, con dignidad, abandonaría su país para llegar a otro en el que se convertirá en un analfabeto?»

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