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Batxilergoko 2. mailako den Jone Echániz-en gutuna. Maria Laguntzailea festaren eukaristian irakurrita. Hoy he despertado y, por primera vez en mi vida, he sentido cómo el tiempo pasa. He sido consciente de que el día de decirnos adiós nos roza la piel, y duele. Claro que duele. Toda una vida juntos creando recuerdos, escribiendo con sonrisas y sueños este capítulo que hemos compartido. Este capítulo que doy gracias por haber vivido. Hoy he despertado y, antes de abrir los ojos, he pensado en vosotros. En cómo me regaláis la vida con cada estupidez, con cada tímida sonrisa, con cada pequeño gesto. Porque de cosas sencillas se forman los recuerdos, y no hay cosa más sencilla que quereros. A cada uno de vosotros. Por cómo sois. Tan diferentes y, a pesar de todo, tan parecidos. |
Muchos de nosotros hemos crecido entre estas paredes que hemos ido empapelando con sonrisas, abrazos, veladas, campeonatos, bailes, risas en clase… y que, gracias a eso, estas paredes forman una casa, un hogar en el que he encontrado una familia. Quince años compartidos, o puede que simplemente hayan sido dos. Los suficientes para cerciorarme de que os necesitaba en mi vida para ser quien soy hoy. Tanto a vosotros como a los profesores, que han tratado de enseñarnos una materia de más. La asignatura de la vida, dirían algunos. Cada palabra que sale del corazón, cada pequeña reflexión, cada palabra de aliento… han sido soplos de vida que han ido derribando dificultades y sufrimientos, que han ido convirtiendo lágrimas amargas en lágrimas de esperanza y alegría.
Quien iba a decirnos hace dos años, o incluso el 10 de septiembre de este año, que este día llegaría de puntillas, sin avisar. Ni entonces estábamos preparados para una despedida, ni lo estaremos hoy, o incluso mañana. Hay quienes tienen ganas o inquietud por comenzar esta nueva etapa. Para otros, en cambio, lo mejor sería quedarse una eternidad más. Creo que no me equivoco cuando digo que, en el futuro, nos será imposible no pensar en Unai y sus tan queridos Buenos Días reflexivos. En Pedro y su amor a la lengua y literatura. En Óscar y su infinita pasión por la historia. En Itsaso y sus miles de frases que buscaban instruirnos lo mejor posible. En Leire y Yolanda y su amor por el Euskera. En Josean y su constante disposición para resolver cualquier dificultad. En Manu y su infinita paciencia. En José Luis y la velocidad y facilidad que tiene para decir esas frases cómicas que todos recordaremos. En Toño y su forma burlona de tomarnos el pelo. En Sergio, Koldo, Pilar, Gaizka, Sonia, Alberto, Julio, Isidro… Y tantos otros profesores que hemos tenido a lo largo de estos años. Gracias, de verdad, por vuestra confianza. Por el apoyo que nos habéis dado y por los tan sabios consejos que, de una manera u otra, han guiado nuestro camino.
Han sido años repletos de experiencias inolvidables, de enfados y reconciliaciones. De amores y desamores. De carcajadas y lloros. Pero, por encima de todos los buenos momentos y recuerdos, me llevo a muy grandes amigos. Personas capaces de darlo todo por ver felices a sus compañeros. Personas que han sabido sacarme una sonrisa cuando más lo necesitaba. Hoy me he dado cuenta de que personas como vosotros son las que quiero en mi vida. Personas capaces de poner lo mejor de sí mismas en una sonrisa. Personas que te reconfortan con solo una mirada.
Mañana puede que no estéis alegrando mis mañanas, mis tardes y mis noches.
Mañana puede que no endulcéis mis cafés para noches eternas de estudio.
Mañana puede que cientos de vías de tren nos separen.
Mañana puede que de alguno de vosotros no quede más que un recuerdo.
Pero mañana será otro día.
Hoy siento que toca decir adiós. Pero un adiós en voz baja. En apenas un suspiro. Un adiós que nadie sea capaz de escuchar. Hoy siento que toca sonreír con lágrimas en los ojos y desearos un feliz siguiente capítulo. Quisiera formar parte de él, de verdad. Quisiera que todos siguiésemos en él. Pero la vida debe seguir y, en breves momentos, habrá que escribir ese punto y aparte que a muchos nos separará. Cada uno seguirá componiendo su historia. Aunque prometo que estaréis guardados en cada nueva palabra que escriba.
Gracias por dejar que me lleve parte de vosotros en este cofre. En este pequeño corazón.
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