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Batxilergoko 2. mailako ikaslea den Pablo López–en gutuna. Maria Laguntzailea festaren eukaristian irakurrita.    Parecía lejano, ¿verdad? Parecía que no iba a llegar nunca. Pero míranos, aquí estamos, sentados por última vez en estos bancos, con la mirada nerviosa y los sentimientos a flor de piel. Pero son unos nervios distintos a los del primer día de primero de bachillerato, cuando mirábamos a izquierda y derecha buscando a un amigo cercano, sin darnos cuenta de que la persona que se sentaba a nuestro lado podría llegar a ser nuestro mejor amigo. Cómo cambian las cosas.

   Y ahora me doy cuenta de lo difícil que va a ser mi vida sin vosotros, sin vuestros «Buenos días» y vuestros chistes en clase. Que sois los que habéis conseguido convertir estos dos años en los mejores de mi vida. Que me habéis enseñado que juntos es más fácil. Que si hay algún problema, vosotros tiraréis de mí para que siga hacia adelante.

   Y es que no sé cómo explicarlo, pero me siento como si fuéramos algo más que un simple grupo de clase. Todas las experiencias, todos los viajes, todas las reflexiones, todas las fotos… han hecho que vayamos más allá, casi diría que una gran familia… Una gran familia que tiene que separarse. Y no os voy a mentir. La idea de entrar el primer día del curso que viene a una nueva aula donde no conozco a nadie me descoloca todo… porque voy a seguir esperando que en cualquier momento venga Óscar a echarnos la bronca por aprovechar que el Pisuerga pasa por Valladolid.

   Y os seré sincero. En el momento en el que lea el punto final de esta carta, una pequeña parte de mí se quedará aquí para siempre, junto a vosotros. Porque estoy seguro de que voy a ser incapaz de olvidaros.

   Así que, con un nudo en la garganta que difícilmente podré quitar, os diré una cosa antes de que sea demasiado tarde. Gracias. Primero a vosotros, a todos esos profesores que, de una manera u otra, nos habéis acompañado a lo largo de nuestro camino, habéis conseguido que lleguemos hasta aquí y que superemos todas las dificultades y obstáculos. Pedro, Dani, gracias por habernos guiado este año tan importante en nuestras vidas, segundo ha sido mejor gracias a vosotros. Óscar y Sergio, gracias por todo ese trabajo que realizáis para que todo funcione de la mejor manera posible. Unai, gracias por encargarte de que tratáramos los temas que quizás olvidamos en el día a día y nos conociéramos un poco mejor a través de convivencias, la barbacoa… Ricardo, gracias por todo lo que haces por el colegio, pero sobre todo por inmortalizar todos los eventos y las fiestas.

   Y por último, gracias a vosotros, compañeros, amigos… Por cada kilómetro en autobús, por cada selfie, por cada café en la semana de exámenes, por cada canción cantada a coro, por cada vez que dijimos «qué frío» en Bélgica. Por demostrarme que estamos juntos en esto y que os tendré cuando os necesite. Gracias por enseñarme mucho más de lo que cabría esperar de unos compañeros… Por ser tan cercanos, por ser tan extrovertidos, por ser tan únicos. Simplemente… Gracias por ser vosotros.

   Pero recordad que no todo acaba aquí, que el camino aún no ha acabado, que esta despedida puede dejar de ser un «Adiós» para convertirse en un «Hasta luego»… Al fin y al cabo solo depende de nosotros añadirle a ese punto y final, sus dos correspondientes puntos suspensivos.

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—Ikusi argazkiak Flickr-en

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